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Frente al deterioro ambiental por efectos de la producción y el consumo, la economía debe ofrecer respuestas fundamentadas en procesos de investigación, educación, responsabilidad y regulación, que permitan articular el aprovechamiento de los recursos naturales renovables, administrados y no administrados, con el fin de establecer un crecimiento económico-ambiental sostenible y racionalizado que cualifique la calidad de vida. Para esta propuesta se tomó información secundaria de origen empírico, la cual permitió elaborar una teorización analítica, que expresa de manera clara sus reflexiones y conjeturas, ofreciendo un camino por seguir en el proceso de transición de la riqueza biológica a la económica.