El IPM en fue introducido en Colombia desde 2010 con el propósito de evaluar la calidad de vida de los habitantes, teniendo en cuenta aspectos como: salud, educación, trabajo, niñez y la vivienda. En su cálculo no se incluye el componente de combustible utilizado para la cocción, a pesar de su rol en la calidad de vida y la salud pública. Esta investigación propone incluir esta última variable en tal cálculo, reconociendo su relevancia para comprender la precariedad energética de los hogares, especialmente en zonas rurales. Los hallazgos evidencian que esta inclusión aumenta la magnitud del IPM en todos los departamentos del país y produce cambios significativos en la estimación de la pobreza rural a nivel nacional.
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